viernes, 2 de septiembre de 2011

MONEY, PINK FLOYD

LA UNIVERSIDAD: UNA ALDEA DE ENTUERTOS Y MENESTEROSOS.

“La Universidad debiera insistirnos en lo antiguo y en lo ajeno. Si insiste en lo propio y lo contemporáneo, la Universidad es inútil, porque está ampliando una función que ya cumple la prensa.”
Jorge Luis Borges.


Espacio incongruente en soneto pasajero.
Subía e imperturbable recogía algunas ideas del piso,
lo hacía desnudo y casi involuntariamente,
plácidas monerías que refutan intermitentemente,
las asimétricas situaciones de un poeta enfermizo.

El dictamen miserable que mofa del mito.
Mito misterioso y de umbral elocuente,
reunión de desaboridos que lloran en la fuente
del agravio desastroso al origen enceguecido.

Resurge reservada la hermética universidad,
con lacayos perezosos que profesan dignidad
aplicando sal en la llaga del galáctico misionero.

Un campus interruptor de teórica bondad
que reconoce absurda a la secreta sociedad
del espacio incongruente en soneto pasajero.

Darwin Valmore Franco Gallego.

Y pensar en el enardecimiento de la circunstancia. Aquella, que sitúa al retorico juglar en el establecimiento de la supuesta adquisición cultural, ideológica e intelectual. De la trasformación de las mentes, la sabiduría trascendente y la amplitud lingüística. El de recogimiento humano y sobresalto emocional. Todo ello yace al lado de un letrero y de imágenes bonaventurianas, se retuerce vulgarmente en el recuerdo de sus pasajeros mientras avanzan pasando por ella y resaltando su gran mentira. Otra cosa es cuando vuelven, la entienden, la conciben y hasta la aceptan, diciendo que el retorno ha ocasionado algo tangible y se alegra de ello.
Informe pintoresco de un bárbaro arrepentido.
Curiosa circunstancia en la que me encuentro el día de hoy. Había tratado de huir de aquel escenario durante cinco terribles años; búsqueda incansable que solo trajo desespero y sin sabor.
Hoy he decidido retornar, con cambios, ideas nuevas, posturas amplias, visiones románticas y carácter ablandado; todos y cada uno de ellos hospedados en la que fuera mi compañera de siempre, esa vieja mochila que me señala y dictamina que sigo siendo diferente.
Universidad de San Buenaventura- Medellín- sede Salento, reconocimiento indudable a la superficialidad y frivolidad del individuo. Con mi llegada y nueva actitud esperaba que pasara lo mismo con dicho lugar… no fue así. Había decidido dar un breve recorrido por aquellos lugares que remotamente despertaban una especie de sentimientos positivos en mis esquemas. Saludar caras sonrientes de otrora sería favorable para ingresar al lugar del discernimiento cognitivo que tanto me aquejaba, pasillos a media luz que intentaban sostener fotografías de arte y enunciados franciscanos que recuerdan una ideología perdida (intentan sostener pero parece que no lo lograra) ciertos sujetos de apariencia voluptuosa, casi orgásmica, pasan desapercibidos como transeúntes afanados. Había también carteleras distraídas que seguían representando el concepto de universidad como campo de intereses marcados, de creaciones de empresa y educaciones técnicas, desde este momento comienzo a darme cuenta que no ha cambiado completamente, que seguía con la intención de regurgitarse en mi dignidad, escupirla hasta hacer de ella un complejo de repudio y amargura.
Todos esos cambios, ideas nuevas y posturas amplias que estaban reposando en mi vieja mochila, las he sacado con mis propias manos sucias de vida y las he arrojado al duro asfalto que me rodeaba.
Ya sabía de forma general a lo que me enfrentaba, pero una energía extraña seguía arrastrándome morbosamente como adolescente a página de internet triple equis, tenía que ingresar a mi espacio de discernimiento cognitivo. Tercer planta al final del pasillo: allá, un lugar que se hace llamar en la mayoría de los casos como cafetería del bloque de aulas esperaba con toda su artillería.
La descripción de la cafetería podría ser un acto de utópico alcance. Estaba rodeada de plantas vivificantes, columnas robustas que sostienen estructuras más no pensamientos; y una cancha de arena tristemente deshabitada, serían los paratextos que rodeaban el escenario.
No sabía que la cafetería de la universidad era tan hermética, faltó un poco para que la misión aventurera de un bárbaro se viera obstruida por tan particular inconveniente.
Siete de las veintidós mesas con sus respectivas sillas estaban ocupadas, el momento no era tan desalentador, realmente eran pocas personas que se podrían dar a la tarea de juzgar la que en otro momento era una pesadilla colectiva, mi apariencia.
Sin embargo, como por estrategia o confabulación, encontraron algo en lo que me diferenciaba de ellos. Curiosamente era el único truhan que estaba escribiendo. El único bribón que encontró en las letras otra forma de eyaculación intelectual.
No entendían a caso que mientras ellos se extasiaban en torno a un juego de cartas y manoseos a bajo mesa, yo hacía lo mismo debatiéndome en medio de figuras literarias y enunciados satisfechos de semántica?
Si… seguía siendo el mismo sujeto amorfo de imagen agresora y mentalidad destructora. Seguía siendo el mismo y me enorgullecía de ello, por renunciar a un estereotipo, por no querer o no aceptar aquellas tensiones que impulsaban a las personas a un asunto más bien globalizador. Mientras ustedes agitan sus jugos light, para tomar por su boca light, que llegue a su estómago light y defequen ya saben que… pero light, yo estoy revolviendo mi confidente e incondicional tinto, pensando en el siguiente morfema.
El universo se detuvo por un instante cuando stairway to heaven de Led Zeppelin estaba siendo emitido por uno de los televisores, mis piernas temblaban de placer al ver y recordar a Jimy Page discutiendo en medio de melodías estupendas, fue mi sueño, mi delirio, lo que me retiró a miles de kilómetros para decirme lo genial que es la vida con rock and roll, blues y jazz. Termina la canción y un fétido olor proveniente de una mujer de apariencia atractiva para mis ojos, de senos inmensos y caderas fantasmagóricas, sentada a mi lado me despierta de la catarsis. La chica, con cara de avergonzada y pómulos enrojecidos me pregunta “¿qué escribes?”. Yo en medio de la estupefacción e inmediata reacción le respondí: “¿qué quieres que escriba?”.
Parecía que hubiera emitido el mejor chascarrillo de Montecristo. Una carcajada estruendosa salió de la chica con cara de intriga y duda. Terminó de reír y de inmediato se dio a la labor de seguir conversando. Sin darme cuenta me había hecho acreedor de una conversación trivial como todos los demás. Por tal motivo liberé mi comentario interruptor.
- Tan solo estoy observando a cuántas personas les parece extraño que alguien escriba en una universidad, un lugar supuestamente académico.
Me he pronunciado y como es costumbre la candente dama se ha alejado.
Vuelvo a ser motivo de observación, pues quienes estaban en mi entorno por algún motivo se extrañaron de la forma como aquella mujer se fue estrepitosamente de mi mesa.
Creo que es suficiente y renuncio, que los cigarrillos consumiéndose solos en las manos de los niños, que las cartas de aparente juego perfecto ya están sucias y que los costos exorbitantes de la cafetería han hecho que huya nuevamente como aquel infame juglar.
He decidido retroceder, emprender un nuevo viaje de cuestionamientos personales. ¿Qué he hecho mal?, ¿qué es lo que busco?, ¿a quién espero?, absurdo interrogantes que tan solo me arrojan a una respuesta contundente.
Soy lo que soy porque ustedes lo han decidido, porque permitieron mi regodeo al observarlos, porque no puedo exigirles que sean como yo o al contrario, porque si en mi existe un Quijote con lanza en ristre, es porque necesariamente en ustedes hay un molino de viento y eso no va a dejar de ocurrir. La universidad lo ha definido; su complejidad radica en la brevedad de ustedes y en mi propia pesadez.

Darwin Valmore Franco Gallego.

jueves, 1 de septiembre de 2011

LA ECUELA EN COLOMBIA EN LA ÚLTIMA DÉCADA: otro escenario de las tendencias políticas.

“Nunca he permitido que la escuela entorpeciese mi educación”
Mark Twain
Sin duda, pensar en la educación es retomar de forma directa toda noción formativa e ilustrativa de un sujeto completamente competitivo en una sociedad. Para ello, intervienen personajes que dan su aporte basándose en sus ideas y conceptos de ver el mundo. Es aquí, donde se retoma a la escuela como otro escenario de idealización política y proselitista, que en algún momento podría perjudicar o transformar el buen desarrollo de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
El epígrafe expuesto por Mark Twain hace una diferencia conceptual entre los términos de escuela y educación, haciendo énfasis en la manipulación no solo de contenidos sino también de ideologías y pensamientos.
Escuela y educación:
Estas dos nociones han generado durante la historia una cantidad considerable de discusiones que van a especificar en última instancia las producciones de la enseñanza y el aprendizaje conjuntamente. Por un lado la escuela, surge como el espacio o lugar donde el conocimiento transita entre sujeto y sujeto de forma “favorable”, mientras que la educación, ya siendo de carácter abstracto, se refiere a todo el recorrido histórico y trasfondo sociocultural al que se ve sujeto una persona con miras al crecimiento intelectual y personal. En este sentido, la educación suele ser el producto mismo de un devenir de interacciones que apuntan al conocimiento.
Es de aclarar, que en la escuela intervienen diversos sujetos que reproducen o transforman una realidad, proporcionando en los estudiantes una idea de lo que puede ser la sociedad; esos personajes van desde directivos, docentes y administrativos hasta personas ajenas al tema, como políticos o personas a cargo del poder. Estas personas, exponen un interés con el objetivo de que cualquier práctica pedagógica o social, sea en torno a sus necesidades y postulados políticos. Ante esto, los directamente implicados toman una postura específica, ya sea de reproche o simpatía por lo que ocurre a su alrededor. En este sentido, en la última década esas inclinaciones se han notado con mayor frecuencia y direccionalidad.
Retrospectiva:
Para el siglo XIX, la educación en Colombia, resultó ser un experimento mas de los dirigentes políticos del país, quienes decidieron implementar el método de enseñanza mutua del autor inglés José Lancaster, la cual consistía en atender el mayor número de niños con la menor cantidad de docentes, generando de esa manera la posibilidad de coartar la labor del docente o impedir el buen desarrollo de la enseñanza. Objeto que sin duda, tendría todo un trasfondo de insuficiencias que representarían un bache para el crecimiento intelectual del pueblo.
Por otro lado, en la actualidad, ese tipo de sucesos, se pueden seguir presentando en diferentes partes del país, pero sin duda, aquellos que se ven afectados directamente tienen la posibilidad de tomar postura y actitud frente a ello, a partir de esto, aparecen dos clases actores educativos que dan cuenta de ello.
Opositores y reproductores:
La historia de Colombia, expone que a través del tiempo las inclinaciones políticas han sido totalmente heterogéneas y radicales en su momento. Unos de pensamiento de derecha, que apoyan las decisiones políticas y el sostenimiento económico de la élite en el país; y otros de izquierda, que representan la oposición y la crítica argumentada sustentando una idea de equidad y desarrollo popular.
Esto mismo ocurre, cuando existen disposiciones referentes a la educación. Por un lado están aquellos que por algún motivo (sometimiento u opción personal) reproduce y acata cualquier tipo de reforma, cambios o laudos que le compete a la educación. Por otro lado, están aquellos que con una actitud crítica y emancipadora, se oponen y resisten ante dichas directrices, buscando siempre la transformación de una realidad con miras al mejoramiento de la educación.
En esta medida, todo aquello que representa ideología, siempre va a ser la base de los enunciados en un aula de clase, lo que indica que todo es recibido por los estudiantes de manera indirecta y que el docente seguiría siendo esa imagen y ejemplo para ellos.
El docente como un espejo social:Sin duda, la labor del docente resulta ser una de las más influyentes y responsables en la formación de sujetos preparados a la interacción social. En esta medida, aparece un concepto metaforizado que da cuenta del quehacer educativo, pues, para un joven, en su plena etapa de desarrollo, absorbe todo lo que le simpatiza y que cree es la mejor opción. El espejo reflejará sin abstracciones lo que se pone en frente; allí, es el docente representando al espejo, es una imagen y producto de todo su recorrido histórico y social, acertando al decir que todo lo que la sociedad y la lectura le han proporcionado son lo que él es, y será eje transversal en su tarea pedagógica.